La harina recién molida huele. Huele un montón, a una mezcla de olores que a mí me llevan casi a cada una de las fases por las que hemos pasado. Si piensas en que vas a zampártelo te recuerda a frutos secos, a nueces, almendras... cuando piensas en que aquello en forma de polvo es lo que has sembrado te trae tonos verdes, a planta inmadura... a hierba secándose... a era, a trilla, a habitación de invitados :-) Pero sobre todo huele.
Quizá eso es lo que más sorprende, más incluso que me haya enterado que eso que compramos en las tiendas sea algo prácticamente vacío en nutrientes y que, posiblemente sea lo que cada vez genera más alergias en la población. Sí, sí, pero es que además huele ;-)
Si no lo cuento reviento: en todo el proceso desde ese grano que siembras hasta la pelota fermentada que sale del horno, creo que (como consumidores) nunca se ha perdido tanto como en la molienda. Para empezar el olor y después unos cuantos minerales y vitaminas...
Quizá eso es lo que más sorprende, más incluso que me haya enterado que eso que compramos en las tiendas sea algo prácticamente vacío en nutrientes y que, posiblemente sea lo que cada vez genera más alergias en la población. Sí, sí, pero es que además huele ;-)
Si no lo cuento reviento: en todo el proceso desde ese grano que siembras hasta la pelota fermentada que sale del horno, creo que (como consumidores) nunca se ha perdido tanto como en la molienda. Para empezar el olor y después unos cuantos minerales y vitaminas...
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Molino antiguo manual y casero de la historia de Canarias. |
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Tahona en Fuerteventura, molino de tracción animal |
Para solucionar aquello surgieron los molinos de cilindros (1870), cuyo proceso es completamente diferente: el grano pasa entre varias parejas de cilindros, que gradualmente van aplastando las capas externas del grano sin dejar rastro de ellas en la harina obtenida. Así se elimina el peligro del enranciamento, además de conseguir de paso eliminar varios nutrientes, entre ellos el calcio, hierro o vitaminas B y E. No es raro, que los gorgojos dejaran de interesarse tan obsesivamente por este nuevo tipo de harina.
Tan poco nutritivo se convirtió ese polvo que en varias ocasiones se ha enriquecido con elementos (siempre en menores proporciones de lo que genuinamente era el trigo) para poder suplir ciertas deficiencias alimentarias encontradas en la población. Pero con los aportes se abrió la veda de añadir.
Los molineros saben desde tiempo inmemorial que la harina recién molida produce un gluten débil, una masa floja y un pan denso. Cuando se deja reposar la harina en contacto con el aire, mejoran el gluten y las propiedades de cocción. Ahora sabemos que el oxígeno del aire libera paulatinamente los grupos sulfurosos de los extremos de las cadenas proteínicas de glutenina, que reaccionan entre sí formando cadenas de gluten cada vez más largas, lo que confiere a la masa una mayor elasticidad. Hacia 1900, los molineros empezaron a tratar la harina recién molida con cloro gaseoso y luego con bromato de potasio con el fin de acelerar la oxidación y ahorrar tiempo, espacio y dinero. Pero a finales de la década de 1980 las quejas sobre la toxicidad de los residuos de bromato obligaron a los molineros a reemplazarlo con ácido ascórbico (vitamina C) o azodicarbonamida. En Europa ahora se utilizan harinas de haba y de soja: sus enzimas oxidan las grasas, ayudando por tanto al alargamiento de las proteínas del gluten.
El tradicional curado al aire tiene un efecto colateral fácilmente apreciable: las harinas amarillentas se van blanqueando a medida que se oxidan los pigmentos de xantofila hasta quedar incoloros. Una vez que se esclareció el mecanismo químico de este cambio, los molineros empezaron a usar agentes decolorantes (azodicarbonamida, peróxido) para blanquear las harinas. Toda esta química puesta al servicio del color inmaculado nos la hemos ido comiendo, y regularmente se dejan caer prohibiciones sanitarias para darnos las noticia que lo que hemos venido comiendo era malo (por no utilizar adjetivos mas malsonantes). Por ejemplo, China acaba de prohibir utilizar peróxidos de Calcio o Benzoilo como aditivo alimentario, cosa que aun no ha hecho Estados Unidos, Canadá o Japón. Europa lo prohibió hace tiempo*
ACTIALIZACIÓN (17/01/2012) : El Codex Alimentarius de la harina indica el nivel máximo de aditivos que puede albergar la harina para uso alimentario a nivel mundial, y allí se lee que la normativa vigente si que se permite Peróxido benzoílico en las harinas (60 mg/kg). Europa lo tiene prohibido.
ACTIALIZACIÓN (17/01/2012) : El Codex Alimentarius de la harina indica el nivel máximo de aditivos que puede albergar la harina para uso alimentario a nivel mundial, y allí se lee que la normativa vigente si que se permite Peróxido benzoílico en las harinas (60 mg/kg). Europa lo tiene prohibido.
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Molino de viento ( y horno!) en Fuerteventura |
Hoy en día nuestra harina es una amalgama química que nada tiene que ver con nuestra alimentación. El pan debería ser trigo, agua, sal y eso sí, algo de amor.
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Molino de gofio en Arafo, fue movido ya por un motor de gasoil. |
Toda la información ha sido sacada de los siguientes libros:
- La cocina y los alimentos - Harold McGee
- Bread matters, Andrew Whitley (inglés)
- The Bread Builders - Daniel Wing and Alan Scott (inglés)