domingo, 18 de diciembre de 2011

Prueba y error, y las bolas de Fukuoka !

La sabiduría popular suele decir que "Trigo tras trigo no pega" que no viene a decir otra cosa que debemos realizar rotaciones de nuestro cultivo, porque después del trigo el terreno se queda esquilmado de nutrientes para el propio cereal.

Considerando que nuestro suelo estaba plagado de malas hierbas, y que el banco de semillas existente se habrá visto considerablemente mermado después del cultivo del 2010, nos interesaba poner otro cultivo que fuese capaz de mejorar las capacidades del terreno sin  que a la par dejara la superficie del suelo desnuda para continuar en nuestro afán de poner a raya a las malas hierbas. Y aquello nos llevó directamente a pensar en el cultivo de leguminosas: para ello hemos elegido básicamente la Veza Común (Vicia sativa) acompañada menormente de Altramuces o Chochos (Lupinus Albus) y Chícharos de Lanzarote (Lathirus Sativus). 
Nódulos en las raíces de la veza fijadores de Nitrógeno. Cortesía de Kristt Hatakk
La veza común pertenece a la familia de las plantas leguminosas, y como todas las especies de esta familia, posee la extraordinaria facultad de fijar, con la ayuda de unas bacterias especiales fijadoras, el nitrógeno de la atmósfera. Este nitrógeno primeramente es captado y fijado por las bacterias contenidas en las blanquecinas nudosidades de las raíces y luego transmitido a la planta. Muchas de las nudosidades se desprenden de las raíces, se descomponen y con su contenido enriquecen el suelo. Por otro lado, la raíz que queda en el suelo tras la recogida de la veza, también se descompone y aporta al suelo grandes cantidades de nitrógeno que contenía en sus nódulos. En algunos ensayos realizados se ha llegado a demostrar que un buen cultivo de veza puede llegar a acumular en la tierra hasta 80 kg de nitrógeno por Hectárea, lo que equivale a una aportación de alrededor de 400 kg de abonos minerales en forma de sulfato amónico o de 500 Kg en forma de nitratos de baja graduación. Además del nitrógeno, la veza deja en el suelo grandes cantidades de materia orgánica en forma de raíces y de restos de la planta. La materia orgánica mejora la estructura física del suelo y también constituye una fuente muy importante de diversos nutrientes que la planta necesita para su normal crecimiento y desarrollo. Para colmo, si el cultivo cubre el suelo, constituirá un acolchado vivo sobre el suelo, impidiendo el desarrollo de malas plantas y  una retención de la humedad, efectuándose una evaporación más gradual del terreno.

Así que bien, a sembrar veza se dijo, pero enfrascados en la puesta en marcha de la huerta de verduras, aparte de líos varios de nuestros respectivos trabajos, se nos metió encima el tiempo para preparar el terreno. Esto, unido a la dependencia de personas externas para la preparación del terreno (tractor) y que solo dispongamos del finde para realizar estas tareas, momento en el que además dependemos de si llueve o no, me hizo de pronto considerar la utilización del "método natural" de Fukuoka.

El tal Fukuoka fue un (micro)biólogo, agricultor y filósofo que concibió un método alternativo de agricultura.  En un momnto se planteó que nadie araba ni fertilizaba  los bosques y que sin embargo allí se encontraban las tierras más fértiles y sueltas. El método de Fukuoka trataba de reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible, de modo que el suelo se enriquezca progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumente sin ningún esfuerzo añadido. Su sistema básicamente se basa en los siguientes principios:
  1. No arar: de esta forma se mantiene la estructura y composición del suelo con sus características óptimas de humedad y micronutrientes, y por tanto de su equilibrio.
  2. No usar abonos ni fertilizantes: mediante la interacción de los diferentes elementos botánicos, animales y minerales del suelo, la fertilidad del terreno de cultivo se regenera como en cualquier ecosistema no domesticado.
  3. No escardar malas hierbas ni usar herbicidas: éstos destruyen los nutrientes y microorganismos del suelo. Fukuoka propone una interacción de plantas que enriquece y controla la biodiversidad de un suelo.
  4. No usar pesticidas: que también matan la riqueza natural del suelo. La presencia de insectos se equilibrará en un cultivo.
  5. No podar: dejar a las plantas seguir su curso natural.
  6. Sembrar por medio de bolas de arcilla (Nendo Dango).
Estos principios de trabajo se basan en una filosofía de no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir o forzar las cosas. Fukuoka creyó alcanzar un grado de comprensión de los microecosistemas del suelo, ideando un sistema de trabajo que libera de laboreo y esfuerzos innecesarios de la agricultura convencional

Mas bolas, más bolas, más bolas !!
Para mejorar la producción de la Naturaleza con la menor intervención posible ideó un sistema que permite sustituir el arado así como los espantapájaros y otros métodos: mezclando semillas dentro de bolitas de barro de unos 2 ó 3 cm que luego esparcirá por el campo. Estas bolas se deshacen con las primeras lluvias intensas, y las semillas comienzan a brotar, hasta entonces protegidas de los animales y del sol. En la mezcla de semillas suelen venir incluidas las semillas del cultivo que se desea realizar junto a otras plantas (principalmente trébol, o cualquier otra leguminosa) que germinarán más pronto y crearán una capa fina que protegerá el suelo y de la luz, impidiendo la germinación de hierbas.
En el momento de cosechar la cosecha anterior lanza sus bolas, para luego enterrarlas con los restos de las plantas del cultivo antiguo. Esto forma un compostaje natural, que conserva la humedad y los nutrientes e impide la proliferación de hierbas no deseadas. Y cuando las semillas piensan que es el momento salen.

¿Sencillo? No, evidentemente no iba a ser sencillo pero queríamos probar lo de la fabricación de bolas. Me atraía el rollo de dejar el campo sembrao con algo que no pudieran físicamente engullir ni ratas ni palomas y que las semillas decidiesen el momento idoneo para crecer. Así que tamizamos un poco de la tierra del terreno, quedándonos con lo más fino, y embarcando a un guiri que estaba de visita por Tenerife nos pusimos en cadena a fabricar bolitas.
Fukuoka lo había llamado la agricultura del "no-hacer", pero a nosotros nos pareció tedioso. El tipo cuenta que en un recipiente grande vierte las semillas, espolvorea la arcilla y fumigando con agua comienza a mover la mano en movimientos circulares, hasta que la propia rotación de las semillas va captando trocitos de arcilla formándose bolitas.... no fue nuestro caso: o se requiere arcilla más fina y pegajosa (de hecho siempre recomiendan arcilla de cerámica) o no encontramos la felicidad zen que muestra el señor fukuoka cuando en los videos del youtube toca sus bolitas ;-P
Total, que empezamos a hacer bolas, más grandes moldeándolas entre las palmas de las manos. Llegamos a competir en la producción de bolas, para ver cuan rápidos podíamos llegar a ser en la fabricación: 2-3 bolas/min... A ver 1000 m2 de terreno, a (digamos) 4 bolas/m2, dan 4.000 bolas. Divididas entre 3 bolas minuto, nos dan 1.300 minutos, que son 22 horas. Si éramos 3 serían 7 horas a piñon amasando pelotas de arcilla.... paren quietos!!. Pasemos al Plan B: Llamamos ahora mismo a Sietelunas (tractor). Quedará Fukuoka para el próximo año.

Inmigrante alemán forzado en labores de fabricación de bolas

4 comentarios:

  1. Ustedes son geniales, había escuchado lo de hacer bolitas de semillas, pero no me lo imaginaba en un cultivo "de verdad" sino lanzadas en terrenos baldíos. Ustedes siempre me sorprenden, es muy estimulante ver gente con tantas ganas de hacer algo en serio por el mundo, y con tanta pasión como tienen. Los felicito de corazón, gracias por mostrar que se puede, que con ganas todo se puede.
    Feliz año.

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    1. Gracias Claudia, Feliz año para ti también. Fukuoka comenzó con esto de las bolitas haciendo sus cultivos " de verdad". Rotaba arroz, con trébol y con cereal de invierno.
      Nosotros tuvimos que desistir, pero no descartamos que algún día pueda ser la solución.
      Feliz año desde el otro lado del Atlántico!

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  2. Hola chicos, genial que hayan decidido lo de rotar con leguminosas, el año siguiente el trigo se los va a agradecer. Es importante no dejar que la veza eche semilla y se quede porque después tiene el ciclo similar al del trigo y cuando vayais a cosechar se produce mucha mezcla de semilla de trigo con la veza y es un rollo separarla... Un abrazo!

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  3. Muchas gracias por el consejo, Desi! El año está viniendo medio raro... ni una gota desde la Concepción, y el grano ya está perdiendo la paciencia :-)
    En cualquier caso la veza tampoco ha salido. Estaremos atentos a ver que tiempo nos depara el cielo para este año.

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